viernes, 2 de marzo de 2012

NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES

Se ha producido recientemente, un hecho que tal vez no tenga mucha importancia, dados los graves asuntos que nos acucian, pero que viene a demostrar que el pasado es algo que vuelve a nosotros cíclicamente. Creo que era Cicerón el que dijo que la historia es maestra de la vida y el que la olvida está condenado a repetirla.

Este fin de semana pasado, más de 200 años después, ha llegado un cargamento de oro y plata de las indias, el tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundida por la marina inglesa, en aguas del Golfo de Cádiz y expoliada por la compañía “Caza tesoros” norteamericana Odissey.

La España de la edad moderna, entendiendo por edad moderna desde los Reyes Católicos hasta la pérdida de las colonias americanas continentales, a principios del siglo XIX (Lo acontecido después, en historiografía se considera edad contemporánea) fue dependiente económicamente del comercio de materias primas y metales preciosos con otros países. Estos países son los que a la postre obtenían la parte del león de este comercio intercontinental, vendiendo sus manufacturas a la metrópoli y a las colonias españolas.   

Los Reyes Católicos, en muchos aspectos unos grandes gobernantes, fueron los que comenzaron con este sistema económico. Primero, favorecieron a la Mesta, la poderosa asociación de ganaderos de Castilla. La exportación de lana de oveja merina a los países bajos rendía unos enormes beneficios a la corona. La oveja merina, es la que produce la lana de mejor calidad, por encima de la de otras razas y Castilla tuvo el monopolio de esta valiosa materia prima durante algunos siglos. Prácticamente toda la lana castellana se embarcaba en los puertos de la Cornisa Cantábrica con destino al emporio pañero de Flandes. Esto supuso el práctico hundimiento de la incipiente industria textil castellana. Con todo, la jugada de los Reyes Católicos era muy hábil, trataron mediante alianzas matrimoniales de controlar política y militarmente Flandes. Estos esfuerzos, se vieron premiados dos generaciones después, con la unificación de España y el Sacro Imperio Germánico en la persona de Carlos V. Este monopolio comenzó su declive con la reforma protestante y la rebelión de los Países Bajos.

El descubrimiento de América propició la llegada de nuevas materias primas y de metales preciosos, como nunca antes se había producido. Estas inmensas riquezas lejos de beneficiar a la península, sirvieron para engordar una maquinaria militar destinada a mantener el dominio español en Europa, el cual se mantuvo con estas premisas por más de cien años. Un hecho no demasiado conocido por el gran público, viene a corroborar mis palabras, al respecto de la dependencia del imperio de aquellos buques cargados de riquezas. En 1628 una expedición naval fletada por la Compañía de las Indias Occidentales holandesa, capturó en la bahía de Matanzas, al norte de Cuba, la flota de indias. Estos galeones, traían el cargamento de metales preciosos, necesarios para sostener las guerras de la España del Conde Duque de Olivares con casi toda Europa. Esta perdida fue un hito, que marcó el declive definitivo del imperio español.

La historia del buque, cuyo valioso cargamento ha llegado recientemente, es un episodio más de esta política, equivocada. El cargamento del Nuestra Señora de las Mercedes, lo pensaba destinar Godoy, uno de los chorizos más grandes que a dado esta tierra, para ayudar a Napoleón Bonaparte en sus guerras y en el bloqueo continental al que tenía sometida a Inglaterra. No crean que Godoy lo hacia solamente por que Inglaterra era la gran rival de España en el dominio de las rutas marítimas, lo hacía por que Napoleón, que pensaba quedarse con toda la península, le había prometido un reino propio en el Algarbe portugués.

No diré más sobre el barco y su historia, en Internet hay muchísima información al respecto, les recomiendo que la lean y también la historia del marino y político Jose de Bustamante y Guerra que capitaneaba la flota cuando la atacaron los ingleses.

El regreso del cargamento es un gran éxito judicial y diplomático de España, aunque los piratas se hayan quedado con una parte del botín, en esa nueva isla de la Tortuga que es Gibraltar. Lo que no veo mucho es que ese tesoro no se pueda poner en valor, al fin y al cabo es dinero contante y sonante. Que se exponga lo más importante, que se utilice como garantía para algo, pero ¡Conservar no se que barbaridad de monedas, todas con la cara de Carlos IV! Por cierto, igualito que su tátara tataranieto Juan Carlos, pero con peluca, yo, es que no lo acabo de ver.

La llegada de este barco en este momento tan difícil para nuestra economía, aunque no suponga nada, es como un rayito de sol entre las nubes, pero debe hacernos pensar en quien somos y de donde venimos. No podemos depender de que lleguen estos barcos cargados de oro, de turistas o de subvenciones, si vienen ¡Bien venidos sean! Pero hay que explorar otras opciones que nos permitan competir en este mundo cada día mas globalizado.

Tal vez esperaban leer una historia con olor a pólvora y a salitre, una historia de sangre, sudor, mugre y velas flameando al viento, pues se han equivocado, lean a Perez Reverte. Yo desde mis pobres conocimientos históricos, ato cabos y analizo situaciones pasadas y presentes pero no doy soluciones, no las tengo, para eso están ustedes ¡Listillos!

Dr Miriquituli

No hay comentarios:

Publicar un comentario