miércoles, 15 de agosto de 2012

PUN CATAPUN CHIMPUN ¡COMO ME GUSTA EL VERANO!


Pun catapún chimpún ¡Como me gusta el verano! ¿Pa levantarme temprano…? Nunca entendí del todo la letra de este hit veraniego. A mi más que levantarme temprano, en verano, lo que me gusta es acostarme tarde y luego además pegarme una supersiesta cervecera después de la paellita de rigor, pero bueno para gustos colores.

He estado unos pocos días en la playa y no se, me encuentro como más guapo, más chulete. El mar, el sol y las cosas que quedan al desnudo en estos meses de estío, hacen que a uno se le quiten un poquito los complejos. Estoy de vuelta unos días, pero en cuanto me ocupe de algunos asuntos laborales y agropecuarios, me marcho una semanita a un rincón perdido de la vieja Castilla. Este lugar al que voy, es extraño e intemporal. Es el sitio donde anualmente reseteo el disco duro de mi coco. En este remanso de paz, como alimentos de verdad, hablo con viejas piedras de venerables ruinas y camino por un paisaje poco humanizado tratando de oír el aullido de los escasos lobos que aún quedan en la península. Después ¡Que remedio! Volveré a la asfixiante rutina de la ciudad.

Si ustedes, estimados lectores, tienen la suerte de estar pasando unos días fuera, donde sea, pero siempre lejos del lugar donde se pelean las habichuelas de todos los días, mi consejo es que renuncien a la televisión, la radio, Internet o cualquier otro medio de información. Si uno no accede a las malas noticias, parece que estas sean un poco menos malas y tengo el intimo convencimiento de que si a la gente le dejasen de preocupar, por ejemplo los temas económicos, estos acabarían dejando de ser el problema. Pero somos como somos y vivimos en la porquería de mundo en que vivimos.

“No creas en la locura de aquel que se dice loco, ni en el que se santifica, que de santo tiene poco” dicen unas viejas coplillas que cantaba José “Camarón”. Nunca creí en la santidad de los santos, ni en la de los religiosos ni en la de los laicos. En un post de hace tiempo “La peregrinación a Marinaleda de Cayetano” dedicado al hijo de la Duquesa de Alba, hablaba de pasada de un personaje que en estos días esta de plena actualidad, Manuel Sánchez Gordillo, el alcalde de la localidad sevillana donde tuvo que ir a pedir publicas disculpas Cayetano Martinez de Irujo por calificar de vagos y subsidiados a los andaluces. Pues bien, el alcalde de Marinaleda es uno de esos santos laicos. Espejo para los “izquierdistas” de rebeca de punto y barba asilvestrada, ha saltado a los medios de comunicación por el asalto a un supermercado de la cadena Mercadona para conseguir alimentos que pretendía repartir entre los más necesitados. Sin necesidad de “robarlos” delante de un montón de cámaras de televisión, normalmente estas cadenas entregan los productos que están cercanos a su caducidad a bancos de alimentos y organizaciones como Cáritas, que se encargan de hacérselos llegar a  estas personas necesitadas. A la jerarquía eclesiástica, en muchos aspectos, no hay por donde cogerla, pero Cáritas cumple una misión social magnifica desde hace mucho tiempo, cosa que no pueden decir los sindicatos ni otras organizaciones de izquierdas. Ya se que usted, lector bien pensante de izquierdas me dirá: “El camarada Sánchez Gordillo ha ocupado y repartido tierras desde hace más de 30 años y en Marinaleda no hay paro” Cierto, pero tampoco hay riqueza y a uno le dan trabajo si es de la cuerda del  Sánchez Gordillo, si no lo que le dan es “una poca mierda”. Otro aspecto llamativo del affaire Sánchez Gordillo, es el sitio donde ha ido a substraer los alimentos, la cadena de titularidad española Mercadona, un ejemplo de buena gestión empresarial, que en los dificilísimos tiempos actuales, es capaz de crecer y de crear empleos. Diría que es una casualidad, que lo mismo podrían haber ido a robar a cualquier otra cadena de supermercados si no estuviera en este momento activa en las redes sociales una campaña de desprestigio contra la empresa valenciana, a la que acusan entre otros delirios, de esquilmar el banco sahariano. Todo esto parece una vendetta dentro de la ley del silencio que quieren imponer estos gangsters de pañuelo palestino al cuello.

En fin, que me marcho pa un pueblito bueno como el del anuncio de Acuarius, a hincharme de chorizo y a seguir leyéndome Juego de Tronos, el éxito editorial de George R.R. Martin, al que la crítica califica como “el nuevo Tolkien” Creo que la calidad literaria de Martin esta muy lejos de la de preciosísima prosa del creador de la Saga del Anillo, pero (Tyrion Lanister, uno de los personajes mejor traídos de la novela, afirma que todo lo dicho antes de la palabra “pero” carece de cualquier importancia) la verdad es que crea un entorno muy sugerente y atractivo en el que mezcla lo que podríamos denominar “historia ficción”, con elementos mágicos y fantásticos, recreando una “Edad heroica” que te engancha desde la primera página. La serie de televisión, con en general, um acertado reparto y unos potentes medios técnicos, no desmerece para nada de la novela (Todo lo contrario que la versión cinematográfica moderna del Señor de los Anillos, que es un tostón infumable aunque con escenas de increíble fuerza visual, un film destinado principalmente a vender discos de Enia o muñequitos en el Mc Donalls)

Queridos amigos, disfruten del verano si pueden, y recuerden lo que dicen los buenos en Juego de Tronos ¡SE ACERCA EL INVIERNO!



Dr Miriquituli.