Este pasado lunes, San Jose día del padre, un grupo de altos
funcionarios del estado, señores todos
muy importantes y con paga vitalicia, encabezados por el rey, se han
dado cita para conmemorar los 200 años de “La Pepa” La constitución española de
Cádiz de 1812, esa que se promulgó durante el sitio de la ciudad, cuando
tiraban bombas los “Gabachones” con las que se hacían las gaditanas tirabuzones.
Que lejos la conmemoración 200 años después, del espíritu de
aquella efeméride, pese a que hoy también estamos sitiados, sitiados por la
crisis, la mediocridad y la indolencia. La Pepa entonces, ofrecía una salida
para España. Unidad en un momento crítico y una puerta a la modernidad que el
tatara tatarabuelo de Juan Carlos Borbón, el infame Fernando VII, se encargó de
cerrar en las narices de los españoles, que habían entregado su sangre, para
que aquel rey felón volviera a su trono.
Hoy estos “Próceres” del siglo XXI, reunidos en la “Tacita
de Plata” no nos ofrecen ninguna salida, si no continuidad y más trágalas. La
conmemoración del lunes, se transformó en un acto, principalmente, de apoyo a
Juan Carlos Borbón, ante las horas bajas que está pasando, por el hecho de que
a su yerno le han pillado in fraganti metiéndonos la mano en el bolsillo. La
pretensión de los que nos gobiernan, es que este exbalonmanista reconvertido en
asesor “Sin afán de lucro” sea el cortafuegos
que detenga el incendio que asedia el palacio de la Zarzuela ¡Vivan las
cadenas!
La constitución de Cádiz 1812, no sólo planteaba una salida
para España, en aquel momento proceloso, si no para todo el imperio español.
Hace unas pocas semanas hablé del navío Nuestra Señora de las Mercedes y un
poco de pasada del marino y político que dirigía la flota. Jose de Bustamante y
Guerra, pues bien, tanto Bustamante como el celebre marino italiano Alessandro
Malaspina codirigieron en 1789 una expedición científica alrededor del mundo,
por los extensos dominios que entonces aún tenía el reino de España, Tras su
vuelta, se les ocurrió hablar del descontento y el mal gobierno que padecían
las colonias de ultramar, en las que una pujante elite criolla formada en
España, anhelaba un grado mayor de autogobierno. La reacción de las autoridades
ante estas verdades, no fue otra que meter a los dos insignes hombres de
ciencia en la cárcel.
La Pepa abolía el régimen de vasallaje en España y las
colonias y se hacia eco de estas legitimas aspiraciones de los criollos. Si dos
años después de su nacimiento, no hubiese sido abolida por Fernando VII, tal
vez se hubiera podido parar la independencia americana o al menos haber creado
un solo estado fuerte, desde el Sur de los Estados Unidos hasta el cabo de
Hornos, capaz de oponerse a la rapacidad que franceses e ingleses y más tarde
norteamericanos, ejercieron sobre el mosaico de pequeñas repúblicas surgidas
tras la independencia de la América española y sobre la propia España.
Me parece una ofensa a la memoria histórica, la de verdad,
no la de arrimar el ascua a la sardina de turno, que la conmemoración de tan
importante hecho histórico, haya transcurrido por estos cauces tan chuscos, de
reivindicar cosas que nada tienen que ver con lo que se conmemoraba, como
justificar los recortes del actual gobierno o hacer campaña electoral para las
autonómicas andaluzas, amen de lo de Juan Carlos Borbón antes mencionado.
Con el comienzo de la primavera, los gatos comienzan su época
de celo y andan por las noches, reñidores y lúbricos, llenando con sus
maullidos las calles desiertas. A mi me pasa igual que a los gatos en celo
frente a sus rivales. Ante tamaña afrenta, se me ponen las orejas tiesas, y
bufo de rabia, viendo como estos golfos, encabezados por Juan Carlos Borbón, el
descendiente de aquel maldito Fernando VII, prostituyen este episodio luminoso de
nuestra, casi siempre, tenebrosa historia.
¡VIVA LA PEPA!
Dr Miriquituli.
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