Pues si queridos lectores, este personajillo de tan baja
estatura moral como física, que preside la republica francesa, vuelve a
arremeter despectivamente contra España. Le petit cabroncete, vuelve a hacer
leña del árbol supuestamente caído, en un momento especialmente sensible,
cuando los matones de los mercados, que han olido sangre, se ensañan de nuevo
con esta sufrida tierra.
Nicolas Sarkozy como descendiente de emigrantes, aristócratas,
pero emigrantes al fin y al cabo, trata de ser más francés que si fuera hijo de
San Luis y Santa Juana de Arco y parece algo muy francés dar caña a esos poco
fiables vecinos del Sur. A le president, además le une una peculiar relación
con España, es descendiente de judíos sefardíes, con lo que tiene grabado en su
ADN un odio visceral contra aquellos que expulsaron a sus antepasados de Sefarad
(Nombre que dieron los judíos tras la diáspora a la Península Ibérica) Además, estuvo casado con una bisnieta del
compositor español Isaac Albeniz, poniéndola unos tremendos cuernos con su
actual esposa Carla Bruni. Seguramente, la traumática separación de la pareja,
ha dejado un poso de rencor en Sarko, en contra de los jacarandosos
compatriotas del autor de la suite Iberia.
Ahora que parece que
las encuestas le son poco favorables al pequeño galo, este juega la baza del
populismo, pero Nicolasín no tiene en cuenta esa máxima de la sabiduría popular
que dice “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar” y
las próximas barbas que pelen los implacables tiburones financieros cuando
terminen con las de los españoles e italianos, son las de los preclaros hijos
de Carlomagno.
Ya al otro lado de los Pirineos entre redobles de tambor,
saetas y olor a incienso mojado por las lluvias, tan necesarias como
inoportunas, estos cretinos que nos gobiernan siguen haciendo de las suyas. En
lugar de condenar sin paliativos la desafortunada mención a nuestro país, por
parte del enanito del Elíseo, que nos pone en el punto de mira de la opinión pública
europea como culpables de todos los males que aquejan a la unión, justifican
sus palabras, achacando las culpas de nuestros propios males al anterior gobierno.
Esta huida hacia delante, echando balones fuera, tiene fecha de caducidad, mas
cuando los que nos gobiernan accedieron al poder vendiéndonos la idea de que su
sola presencia en el gobierno iba a generar una confianza en los mercados que
aplacaría las tormentas económicas, que tan duro golpearon nuestras finanzas en
la última fase del gobierno socialista.
Que la diletante política seguida por el último gobierno Zapatero
ahondo los efectos de la crisis que se nos venía encima, me parece una verdad
incontestable, pero también parece claro que la división es lo que menos nos
ayuda en este momento.
En líneas generales la relación con nuestros vecinos y
socios es la correcta, salvo estos “subidones” de xenofobia en campaña
electoral que les entran a sus políticos. No hay que darles mayor importancia
ya que es muy posible que tras las elecciones haya que entenderse con los
contrarios, eso si contestando con educación y firmeza a estos ataques
gratuitos.
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