Nunca es mi intención hacer leña del árbol caído, pero es
que en el solar patrio últimamente llueve sobre mojado…
Ayer se dio a conocer el primer caso positivo de ébola en
Europa, y como no, este se ha producido en España. Seguro que no hay ningún
español en las quinielas para los premios Nobel y eso responde a que la
academia sueca no entrega ninguno al más inepto o al más gilipollas, si lo
hicieran, desgraciadamente, tendríamos un saco de premiados entre los miembros
de nuestras clases dirigentes.
Yo no conozco la razón por la que trajeron a España a Manuel
García Viejo y a Miguel Pajares, los dos médicos religiosos que se infectaron en
África ¿Para que estuvieran en su país y con sus familiares en previsión de un
fatal desenlace? ¿Para poderlos tratar con más medios sanitarios que en los
países donde contrajeron la enfermedad? O siendo un poco maligno ¿Para obtener
material con el que investigar sobre la terrible enfermedad?
En el primer caso, poco calor humano podrían brindar a los
contagiados sus seres queridos, teniendo en cuenta las estrictas medidas de aislamiento
en las que debían ser tratados.
Tratarlos con más medios sanitarios, bueno… En el actual
contexto de recortes, no se si el derroche de medios empleado para repatriar y
tratar en España a estas dos personas es lo más coherente y más con tan poca
eficacia como los hechos han demostrado.
En cuanto al pensamiento malicioso, siempre de mi cosecha,
de traérselos para investigar, lo más fácil, barato y menos arriesgado hubiera
sido enviar muestras biológicas de estos y otros pacientes para tratar de hallar
un remedio a la enfermedad del ébola. Supongo que esto ya se estará haciendo,
(O no… como dice nuestro presidente cuando se pone misterioso)
La repatriación de los religiosos infectados no es una
cuestión de más o menos merecimiento. Los meritos de estos misioneros nadie con
dos dedos de frente puede ponerlos en duda. No es esa la cuestión. Cualquier
persona, aunque sea un criminal abyecto, merece todos los cuidados médicos que
precise para salvar su vida y recuperar la salud, pero las autoridades, las
autoridades sanitarias deben ante todo velar por la salud pública y sopesar muy
bien los riesgos que se deben correr. Al final creo que con este irresponsable
gesto hacia la galería, el gobierno ha querido dar una de cal para compensar la
perdida de entusiasmo de sus votantes ultra católicos, ante la retirada de la
ley del aborto. Esto por supuesto es otra maldad made in Dr. Miriquituli, que
usted querido lector, puede suscribir o no…
Ana Mato, esa señora que tenía en su garaje “sin darse
cuenta” un Jaguar pagado por el “el Bigotes”, el mismo que pagaba las fiestas
de cumpleaños de sus ninios, como ministra de sanidad esta al frente de la
gestión del problema. Podemos estar tranquilos.
La comunidad de Madrid ha pedido permiso al marido de la
enferma para sacrificar a su perro Excálibur. Si el afectado no accede, pedirán
una orden judicial para entrar en su casa y matar al chucho. Muerto el perro se
acabó la rabia…
En este caso, para que la mierda no salpique más arriba,
habrá que buscar un chivo expiatorio y quien mejor que la infectada Teresa R R
ya que la pobre tiene todas las papeletas para morirse (Esperemos que no) y no
podrá defenderse cuando la acusen de extender la enfermedad (También esperemos
que no) a causa de su negligencia profesional.
Seguramente, que el ébola llegase a España era solamente
cuestión de tiempo en este mundo globalizado en el que vivimos, pero el
imprudente traslado de estos enfermos y la posterior infección de la auxiliar
de enfermería que los atendía, han adelantado esta llegada. La lucha contra el
ébola es una lucha contra el tiempo, el tiempo necesario para encontrar la cura
y la vacuna. En esta lucha cada minuto cuenta y cada minuto de más supone la
muerte de personas, una muerte horrible tras un muro hermético de plástico, sin
el calor de un marido, un padre o una madre y en este caso, ni siquiera del
perrito Excálibur que te ladre.
Esperemos que la enferma pueda reestablecerse y que no se
cumplan las peores predicciones con respecto al contagio…
Dr Miriquituli.
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