domingo, 3 de marzo de 2013

EL CONTABLE

El contable se despertó temprano, igual que llevaba haciéndolo desde muy joven. Contaba 56 primaveras espléndidamente llevadas, no en vano en su juventud había sido un notable alpinista que había llegado a coronar el Everest y otras importantes cumbres por todo el mundo. Rosa, su segunda mujer, dormía aún, ajena a sus tribulaciones. Se dirigió al gimnasio que había hecho instalar años antes en su espacioso duplex del centro de Madrid y realizó disciplinado, la tabla de ejercicios que su entrenador personal le había prescrito. Luego se dio una ducha y se afeitó minuciosamente.
 
Dolores la criada aún no se había levantado, solamente eran las 6’00, pero como sabía del gusto de su jefe por madrugar, le había dejado en la cocina una cafetera de café bien cargado y una jarra de zumo de naranja. Solamente tomó el café. Más tarde le pediría a Dolores que le hiciese algo de comer.
 
Con la taza de café aún a medias, se dirigió al gabinete y se sentó ante el escritorio. De uno de los cajones extrajo una libreta negra y encendió el portátil. Consultó su correo, varios balances y el estado de algunas cuentas situadas en lugares lejanos, tomando notas de todo en la libreta negra. Apuró el café mirando distraídamente por la ventana y pensando en el nuevo desafío al que más pronto que tarde se iba a tener que enfrentar. El día amanecía plomizo, igual que su futuro inmediato.
 
Ya parecían lejanos los días en los cuales él era el hombre de moda, el perejil de todas las salsas, el gran conseguidor. Su trabajo, aunque en apariencia oscuro era el más importante dentro del partido. El contable era el corazón que hacía circular la sangre que alimentaba la política, sangre que no era otra que el dinero. Dinero del estado y por supuesto dinero de empresas que esperaban obtener jugosos contratos antes que sus competidores. Un juego peligroso en el que era fácil quedar atrapado en una tupida tela de araña de favores debidos e intereses contrapuestos. Pero el contable conocía el juego y también a los jugadores, para nada estaba dispuesto a que le dejasen fuera sin más. Nunca había sido un iluso y no confiaba en el agradecimiento de los que antaño había favorecido. Llevaba años preparándose para este momento. Como en una escalada, la planificación y la estrategia lo eran casi todo, y algo sabía él de todo eso.
 
Las mujeres siempre habían estado presentes en su vida. Incluso ahora en su madurez era un hombre apuesto, pero desde que conoció a Rosa había sido fiel a ella, todo lo fiel que un hombre de su posición, siempre envuelto en negocios turbios podía llegar a ser. Pero desde hacía poco tiempo, un suceso había venido a perturbar aquella armonía conyugal: la llegada a la casa de Dolores, tras la jubilación de María, la vieja asistenta de toda la vida. Dolores no era ni guapa ni fea, pero quizá su juventud, quizá el riesgo inherente que existía en aquella aventura, en momentos tan delicados y en pleno corazón de su entorno intimo, habían hecho que el hombre se sintiera atraído por la empleada domestica desde un primer momento. Cuando comenzaron sus encuentros clandestinos, había saltado a los medios, el sonado caso de la violación a una empleada de hotel por parte del ex gerente del FMI Dominique Straus-khann, al que conocía personalmente y con quien tenía marcados paralelismos personales y profesionales. Por aquel motivo, decidió mostrarse aún más cauto de lo que ya de por si normalmente era. Con Dolores desplegó todo su encanto, así como un sutil pero férreo poder de coacción. La muchacha que no era nada tonta y a la que tampoco resultaban ajenos los atractivos del hombre, consentía aquella situación, disfrutando del momento y ¿Por qué no? Esperando sacar un beneficio en el futuro.
 
Aún quedaba media hora para que Dolores se despertase y comenzase su jornada de trabajo. El contable se dirigió a la habitación de la asistenta, abrió la puerta sin ruido y se metió en la misma. La chica dormía boca abajo, él se desprendió del albornoz que se había puesto tras la ducha y se metió bajo las sábanas. Podía oler el cuerpo de la chica, un olor a jabón a crema hidratante y a algo indefinido pero sumamente agradable. Acarició el costado de la muchacha que gimió levemente y se puso de medio lado ofreciendo el pecho a la mano del hombre, este despacio le levantó la camiseta.
 
-No por favor, Don Luis nos va a pillar su mujer…- Protestó la somnolienta asistenta con poco convencimiento.
 
-Tranquila chata, Rosa nunca se despierta antes de las 8,00- Dijo el contable, con una sonrisa bailándole en los labios.
 
Luego el contable y Dolores la asistenta hicieron el amor. Él fue el primero que hizo cumbre, pero aguanto firme a que su compañera coronase la blanca cima. Luego, el hombre volvió a su gabinete a seguir con sus asuntos. Dolores se metió en la ducha y se vistió para comenzar su jornada laboral.
 
Cuando se levantó Rosa, el contable estaba en la cocina comiéndose unos huevos revueltos con muy buen apetito, mientras miraba datos en la pantalla de su portátil.
 
-Buenos días cariño ¿Qué tal has dormido?- Pregunto el contable mirando a su esposa por encima de las gafas
 
-Buenos días señora ¿Qué va a tomar para desayunar? –
 
-Buenos días Dolores. Tomaré un par de tostadas con mantequilla y mermelada y café con leche-
 
-También tiene zumo de naranja recién exprimido, si quiere.-
 
-Muchas gracias Dolores. Y tu Luis ¿A que hora te has despertado hoy? No te he oído.-
 
-A las 5,00 más o menos, ya sabes que soy de poco dormir, además tenía que preparar mi declaración de hoy en la audiencia.
 
La conversación siguió por derroteros intrascendentes. Luego el contable se vistió cuidadosamente y peino su pelo veteado de canas con abundante gomina. Llamo a un taxi, le parecía mejor para su imagen pública ir a la audiencia en un medio de transporte más modesto que el coche con chofer que llevaba utilizando 25 años. Se puso un magnifico abrigo de cachemir con cuello de piel marrón y salió a la calle. En el portal, una multitud de periodistas y fotógrafos se abalanzó sobre él.
 
-SR BÁRCENAS, SR BÁRCENAS ¿Nos puede decir el origen de sus cuentas millonarias en Suiza? SR BÁRCENAS ¿Se ha acogido a la amnistía fiscal del gobierno? SR BÁRCENAS, SR BÁRCENAS, SR BÁRCENAS….-
 
-Buenos días señores, disculpen que no les diga nada, como saben voy a declarar en sede judicial. Mis abogados les facilitarán una nota informativa sobre mi declaración. Adiós buenos días.- Les dijo con un esbozo de sonrisa.
 
Luego el contable se montó en el taxi y salió en dirección a los juzgados.
 

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