Como no soy un político puedo ser políticamente incorrecto y
decir las cosas tal y como yo las veo y como creo que también las ven muchas
personas normales y corrientes sobre lo que ha ocurrido hoy en Cataluña.
Hagamos un ejercicio memorístico y recordemos un poco como
ha sido la relación de los sucesivos gobiernos de la España democrática con los
nacionalistas catalanes y también con los vascos:
Esta relación ha oscilado siempre entre el rechazo de los
partidos españoles, siempre cara a la galería, a las tesis nacionalistas y el
conchabeo más vergonzoso en cuestiones económicas. Aún tenemos en la retina los
besamanos del antaño honorable Jordi Pujol en Vaqueira Vertet con el Rey Juan
Carlos o a Jose María Aznar afirmando que “hablaba catalán en privado” al
necesitar de los votos nacionalistas para gobernar en las primeras elecciones
que ganó el PP por mayoría simple ¡Bochornoso!
A los apaños politicos/dinerarios entre los golfos españoles
y los catalanes, se ha sumado durante décadas la dejación en manos
nacionalistas de un tema tan importante como es la educación. Lo verdaderamente
peligroso del nacionalismo no es amar a un determinado territorio, casi todos
amamos nuestra tierra, si no sentirse diferente/superior a la gente que habita
otros lugares. Nada ha sido más pernicioso para la convivencia edificada con
mimo durante siglos entre los catalanes y el resto de españoles que esta
cesión. El idioma catalán, al que por supuestísimo hay que proteger y cuidar
como el tesoro cultural que es, se ha impuesto como única opción educativa en
Cataluña. Este modelo educativo aplicado a una segunda generación de catalanes
hijos de la emigración desde el resto de España, ha creado una masa de
nacionalistas de nuevo cuño más papistas que el Papa.
Unido a lo anterior, la idea que definitivamente más gasolina ha
arrojado sobre el fuego nacionalista, ha sido ese slogan simple pero certero
orientado hacia los muchos descontentos, que al igual que en el resto de España
hay en Cataluña: “España nos roba” ¡Magistral! Ya tenemos el elemento
aglutinante que nos faltaba, un enemigo exterior. La crisis les ha venido que
ni pintada a los separatistas para culpar a ese ente maligno y represor llamado Madrid de todos
los males económicos que aquejan a los catalanes… exactamente los mismos que al
resto de los españoles.
Nunca creí que llegase a añorar a un tipo como Jose Luis
Rodríguez Zapatero, pero visto lo visto, su actuación ante el llamado Plan
Ibarreche fue impecable, todo lo contrario de la de Mariano Rajoy y su gobierno
ante el referéndum del 9-N. El gobierno autonómico catalán ha conseguido
escenificar con un relativo éxito de participación (según sus números, cerca de
dos millones de personas, seguramente casi todos incondicionales del
independentismo) ante la opinión pública internacional, en un día tan simbólico
como el de hoy, veinticinco aniversario de la caída del muro de Berlín, un
paisaje de urnas llenas y colas de ciudadanos para votar. Siempre había tenido
a Rajoy por un tipo habilidoso, capaz de esquivar las navajas voladoras que
propios y extraños arrojaban contra su cabeza, así como de desembarazarse de
los rivales capaces de hacerle sombra, pero esta vez no… ¡Artur Mas se la ha
clavao doblada!
Decía Ortega y Gaset que el problema catalán “no tiene
solución” Tal vez esto sea verdad, pero algo que no se ha solucionado en más de
quinientos años a lo mejor ha pasado de ser un problema a ser un accidente más
en el paisaje de este “país collage”. De momento, hay que neutralizar la
ventaja obtenida por los independentistas con esta demostración de fuerza. Cara
a un inevitable diálogo, este diálogo ya era inevitable antes del 9-N pese a
que el gobierno no lo ha querido ver y ahora se ha vuelto perentorio, habrá
que hilar muy fino. A pesar de todo, creo que es más difícil romper lo unido
por siglos de relaciones que, que permanezca unido aunque no como hasta ahora.
Pero bueno, no se fíen, no hay nada a prueba de idiotas… son/somos muy
ingeniosos.
Dr Miriquituli
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