domingo, 9 de noviembre de 2014

9-N


Como no soy un político puedo ser políticamente incorrecto y decir las cosas tal y como yo las veo y como creo que también las ven muchas personas normales y corrientes sobre lo que ha ocurrido hoy en Cataluña.

 

Hagamos un ejercicio memorístico y recordemos un poco como ha sido la relación de los sucesivos gobiernos de la España democrática con los nacionalistas catalanes y también con los vascos:

 

Esta relación ha oscilado siempre entre el rechazo de los partidos españoles, siempre cara a la galería, a las tesis nacionalistas y el conchabeo más vergonzoso en cuestiones económicas. Aún tenemos en la retina los besamanos del antaño honorable Jordi Pujol en Vaqueira Vertet con el Rey Juan Carlos o a Jose María Aznar afirmando que “hablaba catalán en privado” al necesitar de los votos nacionalistas para gobernar en las primeras elecciones que ganó el PP por mayoría simple ¡Bochornoso!

 

A los apaños politicos/dinerarios entre los golfos españoles y los catalanes, se ha sumado durante décadas la dejación en manos nacionalistas de un tema tan importante como es la educación. Lo verdaderamente peligroso del nacionalismo no es amar a un determinado territorio, casi todos amamos nuestra tierra, si no sentirse diferente/superior a la gente que habita otros lugares. Nada ha sido más pernicioso para la convivencia edificada con mimo durante siglos entre los catalanes y el resto de españoles que esta cesión. El idioma catalán, al que por supuestísimo hay que proteger y cuidar como el tesoro cultural que es, se ha impuesto como única opción educativa en Cataluña. Este modelo educativo aplicado a una segunda generación de catalanes hijos de la emigración desde el resto de España, ha creado una masa de nacionalistas de nuevo cuño más papistas que el Papa.

 

Unido a lo anterior, la idea que definitivamente más gasolina ha arrojado sobre el fuego nacionalista, ha sido ese slogan simple pero certero orientado hacia los muchos descontentos, que al igual que en el resto de España hay en Cataluña: “España nos roba” ¡Magistral! Ya tenemos el elemento aglutinante que nos faltaba, un enemigo exterior. La crisis les ha venido que ni pintada a los separatistas para culpar a ese ente maligno y represor llamado Madrid de todos los males económicos que aquejan a los catalanes… exactamente los mismos que al resto de los españoles.

 

Nunca creí que llegase a añorar a un tipo como Jose Luis Rodríguez Zapatero, pero visto lo visto, su actuación ante el llamado Plan Ibarreche fue impecable, todo lo contrario de la de Mariano Rajoy y su gobierno ante el referéndum del 9-N. El gobierno autonómico catalán ha conseguido escenificar con un relativo éxito de participación (según sus números, cerca de dos millones de personas, seguramente casi todos incondicionales del independentismo) ante la opinión pública internacional, en un día tan simbólico como el de hoy, veinticinco aniversario de la caída del muro de Berlín, un paisaje de urnas llenas y colas de ciudadanos para votar. Siempre había tenido a Rajoy por un tipo habilidoso, capaz de esquivar las navajas voladoras que propios y extraños arrojaban contra su cabeza, así como de desembarazarse de los rivales capaces de hacerle sombra, pero esta vez no… ¡Artur Mas se la ha clavao doblada!

 

Decía Ortega y Gaset que el problema catalán “no tiene solución” Tal vez esto sea verdad, pero algo que no se ha solucionado en más de quinientos años a lo mejor ha pasado de ser un problema a ser un accidente más en el paisaje de este “país collage”. De momento, hay que neutralizar la ventaja obtenida por los independentistas con esta demostración de fuerza. Cara a un inevitable diálogo, este diálogo ya era inevitable antes del 9-N pese a que el gobierno no lo ha querido ver y ahora se ha vuelto perentorio, habrá que hilar muy fino. A pesar de todo, creo que es más difícil romper lo unido por siglos de relaciones que, que permanezca unido aunque no como hasta ahora. Pero bueno, no se fíen, no hay nada a prueba de idiotas… son/somos muy ingeniosos.

 

Dr Miriquituli

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