jueves, 28 de noviembre de 2013

BIENIO NEGRO


El pasado día 20 de noviembre se han cumplido dos años desde que ganó las elecciones el PP y ese pergeñador de frases memorables que es Gaspar Llamazares ha calificado este periodo de “bienio negro”. Tiene más razón que un santo el antiguo secretario general de IU al que “el tsunami bipartidista” dejó tan solo en portavoz. Estos dos años han sido una autentica mierda. La corrupción campa a sus anchas, el paro ha alcanzado cotas nunca vistas, los servicios públicos han sido recortados de manera brutal, la justicia es lenta y corrupta, cada día pagamos más y más impuestos, etc, etc. Una larga lista de cosas negativas que están haciendo muy difícil la vida a los ciudadanos de este país.

 

Con lo que no estoy nada de acuerdo, es con la segunda intención de las palabras de Llamazares. El Bienio Negro es como se conoce al periodo de la Segunda República Española comprendido entre los años 1933 y 1935 en los que una coalición de partidos conservadores ganó las elecciones. En aquellos años desdichados se produjeron acontecimientos gravísimos que el gobierno radical-cedista de Lerroux no supo manejar en absoluto. La revolución de Asturias fue el más grave de todos. En ella, los mineros socialistas (Entonces eran marxistas) los comunistas y los anarcosindicalistas se unieron en un frente común y se rebelaron contra el gobierno de Madrid. Grupos incontrolados cometieron toda clase de desmanes: Ejecuciones sumarias de guardias civiles y de militares que se resistieron a los sublevados, quema de iglesias y conventos, asesinato de religiosos, robos, violaciones, etc. Esta larga lista de tropelías provocó que el gobierno decretase el estado de guerra y trajese al ejercito profesional de África para sofocar la rebelión. La represión fue durísima. El ejercito se empleó como en una guerra de conquista causando un numero enorme de victimas entre la población civil y multiplicando por cien los abusos cometidos por los sublevados.

 

Aquel gobierno no cayó por la revolución de Asturias si no por un sonado caso de corrupción, el famoso Estraperlo o Straperlo, acrónimo de Strauss, Perell y Lowann, tres judíos holandeses que patentaron un juego de ruleta fraudulento del que el gobierno trincaba jugosas comisiones. Sin duda aquel caso de corrupción, pese a que en la historia los ha habido más graves, marcó un antes y un después y estraperlo ha quedado en el vocabulario popular como denominación casi general para cualquier tipo de negocio sucio.

 

Este machacón retorno al pasado que desde la izquierda española plantean, no se muy bien a que es debido, pero crea un clima de confrontación que me parece francamente negativo. Cualquier persona minimamente crítica con su pensamiento enlatado es de inmediato calificada de “fascista”. El PP es un “partido fascista heredero del franquismo” UP y D “son fascistas”. Incluso para los muy convencidos “el PSOE es colaborador con el fascismo por lo tanto es fascista”. La recuperación, unilateral, de nuestra memoria histórica junto con deshacer todo lo aprobado por el actual gobierno parece ser la piedra angular de su programa electoral.

 

No crean ustedes que toda la culpa de esta confrontación es de la izquierda, que la derecha también tiene lo suyo. Al ambiente de impunidad generalizada que garantiza que todo tipo de chorizos (Incluido el gobierno con su financiación “dudosa”) se vayan de rositas, hay que sumar el pábulo que da a gente tan infumable como los grupos ultra-católicos. Leyes como la LOMCE, enésima revisión partidista de la desastrosa política educativa española o la revisión restrictiva que se quiere hacer de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, son prueba de ello.

 

Lo dicho, Gaspar Llamazares tiene razón. Ha sido un bienio negro, pero no por una conexión inexistente con su parcial visión del pasado, si no por que hemos dado muchos pasos atrás en la convivencia y el diálogo, algo que si que se había conseguido en la ahora tan denostada transición a la democracia.

 

Ya se que es difícil pedir tranquilidad a alguien que corre el riesgo de perder su vivienda, no puede encender la calefacción o que tan solo le puede dar dos comidas al día a sus hijos, pero las cosas de la gente corriente nunca se han solucionado buscándose un enemigo entre el resto de gente corriente. Esas son cosas de los pescadores en río revuelto....

 

Dr Miriquituli.

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